
Gabriel García Márquez colocó en un pedestal al periodismo frente a los grandes retos del siglo XX, y en 1996, afirmó que “hace unos cincuenta años no estaban de moda las escuelas de periodismo. Se aprendía en las salas de redacción, en los talleres de imprenta, en el cafetín de enfrente, en las parrandas de los viernes”. Una profesión que ha evolucionado bien vertiginosamente en las pasadas décadas. Un oficio que cada día se torna más difícil y con nuevos retos. Estas reflexiones se fundan precisamente en la certidumbre de que el periodismo escrito es un género literario.
Hace unos cincuenta años no estaban de moda las escuelas de periodismo. Se aprendía en las salas de redacción, en los talleres de imprenta, en el cafetín de enfrente, en las parrandas de los viernes. Todo el periódico era una fábrica que formaba e informaba sin equívocos, y generaba opinión dentro de un ambiente de participación que mantenía la moral en su puesto.
Los periodistas andaban siempre juntos, hacían vida común, y eran tan fanáticos del oficio que no hablaban de nada distinto que del oficio mismo. El trabajo llevaba consigo una amistad de grupo que inclusive dejaba poco margen para la vida privada. No existían las juntas de redacción institucionales, pero a las cinco de la tarde, sin convocatoria oficial, todo el personal de planta hacía una pausa de respiro en las tensiones del día y confluía a tomar el café en cualquier lugar de la redacción.
Hoy en día, resulta un tanto paradójico porque las empresas se han empeñado a fondo en la competencia feroz de la modernización material y han dejado para después la formación de su infantería y los mecanismos de participación que fortalecen el espíritu profesional en el pasado.
Las salas de redacción son laboratorios asépticos para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores. Hay poco tiempo para esas interacciones del pasado.

Referencias:
- Charnley, M. V. (1971). Periodismo informativo, Buenos Aires:Argentina, Troquel, pag. 11.
- Gabriel, G. M. (1996). El mejor oficio del mundo, El País, Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de octubre de 1996. Recuperado el 2 de agosto de 2017, https://elpais.com/diario/1996/10/20/sociedad/845762406_850215.html
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