Para principios del siglo XVII, la configuración geográfica de la isla de Puerto Rico hacía muy difícil la comunicación entre las poblaciones de aquel entonces que rondaba en los 150, 426 habitantes. En 1812, los habitantes ya eran 183,014, agrupados en 46 pueblos, de entre los que sobresalía San Germán, al oeste de la isla, pero en el interior, con 16,523 habitantes. La población menor era Camuy con 1,013 habitantes, y San Juan sólo contaba con 8,706 habitantes. De esos 150.426 pobladores censados, un 11% eran esclavos negros (1).
La configuración del terreno hacía muy difícil la transportación entre las poblaciones de la isla, transitada en el interior por caminos de herraje de difícil tránsito, incluso para los caballos. Por lo tanto, la vía de transporte más rápida era el mar. Eran tiempos difíciles en donde para salir de la isla había que pediré autorización militar al gobierno insular. La comunicación con la península, entiéndase España, eran también muy lenta para quienes no tenían recursos económicos suficientes para pagarse el viaje en barcos de vapor.
Otro factor importante era el analfabetismo que afectaba al 85% de la población. En otras palabras, si a los 150,000 habitantes se deduce el 11% de esclavos, analfabeta en su casi totalidad, la población letrada era de unos 20,000 habitantes aproximadamente. Si llevamos esa estadística de forma proporcional a la capital de San Juan, se puede cifrar la población letrada de la misma en un millar de personas. Con esos números de habitantes letrados, la edición de un periódico era una tarea ardua, por lo que únicamente podía estar dirigido a informar a la población militar que se hallaba en Puerto Rico a comienzos del siglo XIX.
Esos siglos de dominación política del imperio español fueron despóticos y absolutistas, hubo hombres como Toribio Montes o Rafael Primo de Rivera, preocupados por el bienestar de la isla o por la igualdad entre sus hombres, esto fueron una excepción. El real decreto fue conocido con el nombre de facultades omnímodas y estuvo vigente entre 1810 y 1812. En 1825, Fernando VII lo puso nuevamente en vigor y su vigencia se extendió hasta 1873 en que fue derogado por el gobierno republicano.
Éste es el marco en que se desenvuelve la vida de la isla a comienzos y durante buena parte del siglo XIX. Es el marco en el que tuvo lugar la aparición del fenómeno periodístico en Puerto Rico.
El mejor y más importante estudio que existe sobre la historia del periodismo borriqueño se debe a Antonio S. Pedreira, publicado en 1941. Desde entonces, todos cuantos han escrito sobre este fenómeno han utilizado dicha fuente en mayor o menor medida, aun cuando no hayan hecho mención del mismo. Pese a las dificultades inherentes a la época en que fue escrito –falta de comunicación y de medios, largos viajes para desplazarse a España–, el estudio de Pedreira resume grandes dosis de honestidad, independencia y rigor, por lo que debe ser considerado como un texto de referencia muy importante.
Otro investigador lo es Pedro Tomás de Córdova, "Memorias geográficas, históricas, económicas y estadísticas de la Isla de Puerto Rico", este trabajo comprende desde los primeros años del descubrimiento hasta los años treinta del siglo XIX. La obra está estructurada en capítulos, y cada capítulo corresponde al gobierno de un militar.
Durante el gobierno del mariscal de campo Toribio Montes se estableció la imprenta en la isla, por ende, comenzó la edición del primer periódico local. Este general se embarcó en Cádiz el 14 de octubre y llegó a la isla el 12 de noviembre de 1804. Sustituyó a Ramón de Castro y Gutiérrez, que había cumplido su mandato y permaneció en la isla hasta el 3 de junio de 1809. Fue sustituido por el también mariscal de campo Salvador Meléndez y Bruna.
Otro testimonio importante fue el dejado por Alejandro Tapia y Rivera. En su famosa obra "Mis memorias o Puerto Rico, cómo lo encontré y cómo lo dejo" menciona lo que sigue:
La historia de la imprenta y periódicos en Puerto Rico es muy breve por desgracia. Según las noticias de la época, la primera imprenta que hubo en todo el país, la trajo y fundó en los bajos de la casa de los Acosta, Plaza de Santiago, casa que aún se conoce con aquel nombre, Don Juan Rodríguez Calderón, natural de la Península y emparentado con aquella familia. Esto ocurrió en el año 1806 al 1809, porque aconteció durante el Gobierno de Don Toribio Montes, de quien dice Córdova en sus Memorias que fijó por primera en esta Isla la imprenta, dando un periódico para la ilustración del vecindario (2).
La próxima intervención continuaremos con el desarrollo del periodismo en Puerto Rico.
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(1) Datos extraídos de una hoja suplementaria, sin numerar, publicada por el Diario Económico de Puerto Rico el viernes 20 de enero de 1815. En dicha hoja titulada "Estado de los partidos de la isla de Puerto Rico: su población por el censo de 1812", la capital aparece como Puerto-Rico, y no como San Juan.
(2)TAPIA Y RIVERA, Alejandro: Mis memorias o Puerto Rico cómo lo encontré y cómo lo dejo. Imprenta Venezuela, San Juan, 1946. El texto resaltado en negrita aparece así en el original.
(2)TAPIA Y RIVERA, Alejandro: Mis memorias o Puerto Rico cómo lo encontré y cómo lo dejo. Imprenta Venezuela, San Juan, 1946. El texto resaltado en negrita aparece así en el original.
Referencias:
Tapia y Rivera, A. (1946). Mis memorias o Puerto Rico cómo lo encontré y cómo lo dejo. Imprenta Venezuela, San Juan,
Márquez, Miguel B. (2000): Sobre los comienzos del periodismo en Puerto Rico. Revista Latina de Comunicación Social, 33. Recuperado el 29 de mayo de 2017 de: http://www.ull.es/publicaciones/latina/aa2000kjl/w33se/55marquez.htm
Márquez, Miguel B. (2000): Sobre los comienzos del periodismo en Puerto Rico. Revista Latina de Comunicación Social, 33. Recuperado el 29 de mayo de 2017 de: http://www.ull.es/publicaciones/latina/aa2000kjl/w33se/55marquez.htm
Buena información, se debe continuar con esta publicación.
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